En "Un monstruo viene a verme", Patrick Ness nos ofrece una narración profundamente emotiva, inspirada en una idea original de la escritora Siobhan Dowd. Este libro no solo es una obra de ficción, sino también una reflexión sobre el dolor, la pérdida y la aceptación, temas universales que Ness maneja con una sensibilidad única. A través de una mezcla de realismo y fantasía, el autor logra transmitir la complejidad de las emociones humanas, especialmente cuando el protagonista es un niño que enfrenta una situación difícil de comprender incluso para los adultos.
La historia sigue a Conor O'Malley, un niño de 13 años que está atravesando el dolor de tener a su madre gravemente enferma de cáncer. A lo largo de la novela, Conor lidia con una mezcla de emociones: miedo, ira, tristeza y, sobre todo, la culpa. Estas emociones no solo lo aíslan de sus compañeros de clase, sino también de su abuela, una figura rígida con la que no logra conectar, y de su padre, que vive lejos y apenas está presente en su vida.
Una noche, exactamente a las 12:07, un monstruo aparece en la ventana de Conor. Este monstruo, que toma la forma de un tejo gigante, le dice que le contará tres historias y que, a cambio, Conor deberá contarle una verdad muy profunda, la verdad que lo aterra más que cualquier monstruo. Estas visitas nocturnas del monstruo marcan el ritmo de la narración, y cada una de las historias que el monstruo comparte está impregnada de lecciones que, aunque al principio parecen confusas para Conor, van revelando una verdad mucho más compleja: no todo es blanco o negro, bueno o malo, sino que la vida está llena de matices que a veces son difíciles de aceptar.
Uno de los mayores aciertos de Ness en esta novela es la manera en que explora el dolor desde una perspectiva infantil sin simplificarlo o endulzarlo. Conor es un niño, pero está experimentando emociones que son abrumadoras incluso para un adulto. El monstruo representa una parte de su psique, esa voz interna que lo obliga a enfrentar la realidad de la enfermedad de su madre y la inevitable pérdida. El uso del monstruo como un catalizador para el proceso de duelo de Conor es brillante, ya que permite que la fantasía se entrelace con la realidad de una forma que ayuda tanto a Conor como al lector a procesar las emociones.
El tema de la culpa es recurrente. Conor se siente culpable por desear, en el fondo de su ser, que todo termine, que su madre deje de sufrir y que él deje de cargar con el peso de cuidar de ella. Esta es una verdad que no quiere admitir, porque le parece inaceptable. El monstruo lo fuerza a enfrentarse a esta verdad, revelando que desear el fin del sufrimiento no lo convierte en un mal hijo, sino en un ser humano que está luchando por hacer frente a una situación dolorosa.
Las tres historias que el monstruo cuenta a Conor son parábolas que retan las nociones tradicionales del bien y el mal. En ellas, los héroes no siempre son perfectos y los villanos no siempre son completamente malvados. Estas historias reflejan la ambigüedad moral del mundo real, enseñando a Conor, y al lector, que la vida no siempre se ajusta a las narrativas simples que nos contamos a nosotros mismos para sentirnos mejor. Esta ambigüedad es un reflejo de las emociones que Conor siente, ya que la pérdida y el duelo no son procesos lineales ni claros.
Conor es un personaje complejo, un niño atrapado entre el deseo de que su madre se cure y el miedo de enfrentar la vida sin ella. Su lucha interna es palpable en cada página, y su interacción con el monstruo es una forma de externalizar ese conflicto. La madre de Conor, aunque no es el foco principal de la historia, representa el centro emocional de su vida, y la relación entre ellos es una mezcla de amor profundo y el dolor de saber que se están despidiendo.
La abuela de Conor, una mujer estricta y aparentemente fría, es otro personaje crucial. A lo largo de la historia, Conor la ve como una enemiga, pero a medida que ambos lidian con su propio dolor, empiezan a entenderse mutuamente. Esto refleja otra de las enseñanzas del monstruo: las personas no siempre son lo que parecen a simple vista, y el dolor puede manifestarse de maneras inesperadas.
El monstruo en sí es un personaje fascinante. No es un villano, ni un héroe, ni una figura de terror típica. Representa la naturaleza salvaje y poderosa del dolor, pero también actúa como un mentor para Conor. A través de sus historias, el monstruo le enseña a Conor a lidiar con sus emociones, a aceptarlas y, finalmente, a enfrentarlas.
Patrick Ness escribe con una prosa sencilla pero lírica, lo que permite que tanto jóvenes como adultos conecten con la historia. La novela está impregnada de un tono melancólico, pero también hay momentos de ternura y de humor oscuro que equilibran la gravedad del tema. Las ilustraciones de Jim Kay complementan perfectamente el tono de la historia, añadiendo una dimensión visual que resalta la naturaleza fantástica del monstruo y la atmósfera oscura que rodea a Conor.
El ritmo del libro es ágil, con capítulos cortos que avanzan rápidamente, lo que refleja la urgencia con la que Conor quiere escapar de su dolor, pero también su necesidad de enfrentarlo. Cada visita del monstruo empuja la narrativa hacia adelante, creando una estructura clara que culmina en la revelación final de la verdad que Conor ha estado escondiendo.
Conclusión:
"Un monstruo viene a verme" es, en esencia, una novela sobre la aceptación: la aceptación de la pérdida, de la fragilidad humana y de las emociones contradictorias que todos enfrentamos en momentos de crisis. Ness logra plasmar el dolor del duelo de una manera accesible y conmovedora, creando una historia que resuena tanto en jóvenes como en adultos.
Lo que hace que este libro sea especial no es solo su capacidad para tocar el corazón de los lectores, sino también la forma en que nos invita a reflexionar sobre nuestras propias pérdidas, miedos y verdades ocultas. Es un recordatorio de que, aunque el dolor es inevitable, no estamos solos en él. Al igual que Conor, todos debemos enfrentarnos a nuestros propios monstruos, y aunque esas confrontaciones pueden ser dolorosas, también son necesarias para sanar.
En definitiva, "Un monstruo viene a verme" es una obra profundamente humana, que trata el duelo y la pérdida con una sabiduría y una empatía excepcionales.
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