"Pequeños fuegos por todas partes" (2017) de Celeste Ng es una novela compleja que explora las relaciones humanas, las tensiones raciales y de clase, y la tensión entre la conformidad y la rebeldía en la comunidad de Shaker Heights, un suburbio adinerado de Cleveland, Ohio. La obra es una crítica de las apariencias y las normas sociales que, aunque parecen inofensivas, ocultan profundos conflictos emocionales y sociales. Con personajes intensos y una trama bien entrelazada, Ng nos guía a través de los dilemas morales y personales de dos familias que chocan en su búsqueda de la identidad, la justicia y el sentido de pertenencia.
La historia comienza con la casa de los Richardson en llamas, un fuego que parece haber sido provocado por la menor de los cuatro hijos, Izzy, una chica problemática y rebelde. La novela se desarrolla en retrospectiva, desvelando los eventos que llevaron a este punto.
Los Richardson representan a la típica familia acomodada de Shaker Heights. Elena Richardson, la matriarca, es una periodista que vive según las reglas de su comunidad, creyendo firmemente en la planificación y el orden. En contraste con su vida metódica, llega Mia Warren, una madre soltera y artista bohemia, que se muda con su hija Pearl a una de las casas que Elena alquila. A partir de aquí, se entretejen las vidas de ambas familias, desencadenando una serie de eventos que cuestionan las creencias de los personajes sobre el amor, la justicia y la moralidad.
Pearl rápidamente se siente atraída por la vida estable de los Richardson, mientras que los hijos de los Richardson se ven fascinados por la naturaleza libre y poco convencional de Mia. Ng utiliza estas interacciones para explorar el deseo adolescente de encajar y la forma en que las decisiones de los padres moldean la vida de sus hijos.
Uno de los conflictos más importantes en la novela gira en torno a una batalla por la custodia de una bebé china-estadounidense, May Ling, cuya madre biológica, Bebe, la dejó temporalmente en una estación de bomberos debido a la desesperación por no poder cuidarla. La bebé fue adoptada por una familia blanca de Shaker Heights, los McCullough, que luchan por quedarse con ella. Este caso divide a la comunidad y a las familias protagonistas: Elena se alía con los McCullough, mientras que Mia apoya a Bebe, lo que agudiza el conflicto entre las dos mujeres y sus concepciones de la maternidad y la pertenencia.
Ng trata una variedad de temas en "Pequeños fuegos por todas partes". Uno de los más poderosos es la tensión entre la conformidad y la individualidad. Shaker Heights es una comunidad planificada, y Elena representa esa mentalidad de seguir las normas para garantizar el éxito y la estabilidad. En contraste, Mia desafía las convenciones, mostrando que vivir sin ataduras puede ser liberador, pero también complicado.
La maternidad es otro tema central. A través de las experiencias de Elena y Mia, así como del caso de Bebe, la novela profundiza en las distintas formas de ser madre, explorando lo que significa ser una "buena madre" y si el amor y el sacrificio son suficientes cuando las circunstancias y las diferencias culturales intervienen.
Ng también examina el privilegio de clase y raza. Los Richardson, a pesar de su amabilidad superficial, no pueden comprender completamente las luchas de Mia o Bebe. La diferencia de clase entre Elena y Mia es clara, y Ng subraya cómo las oportunidades y las decisiones de cada personaje están directamente influenciadas por su posición social. A través de Pearl y los hijos Richardson, la autora también investiga cómo los adolescentes lidian con estas barreras invisibles mientras intentan definir su propia identidad.
Uno de los grandes logros de Ng es la creación de personajes complejos que evolucionan a lo largo de la novela. Elena, al principio, parece ser la villana de la historia: una mujer estricta y rígida que juzga a quienes no se ajustan a sus expectativas. Sin embargo, a medida que se desarrolla la trama, Ng nos revela sus inseguridades y su lucha interna, mostrando que sus acciones, aunque equivocadas, están impulsadas por sus creencias sobre lo que es mejor para su familia y su comunidad.
Mia, por otro lado, es la contraparte ideal de Elena. Es independiente y desafiante, pero también tiene sus secretos y defectos. Su relación con Pearl es profunda, pero también se ve ensombrecida por las decisiones que ha tomado para protegerla. Esta dualidad en los personajes hace que el lector se cuestione si existe una forma correcta de vivir o de criar a un hijo.
Izzy, la hija menor de los Richardson, merece una mención especial. Ella es quien finalmente enciende los "pequeños fuegos por todas partes", pero no solo en un sentido literal. Izzy es el catalizador de muchos de los conflictos en la novela. Su insatisfacción con la vida conformista de su familia y su conexión con Mia reflejan el deseo universal de ser visto y comprendido.
Conclusión:
"Pequeños fuegos por todas partes" es una novela provocativa y bien estructurada que nos invita a reflexionar sobre los límites entre el bien y el mal, el privilegio y la lucha, y las elecciones que tomamos como individuos y como parte de una comunidad. Celeste Ng disecciona magistralmente los complejos lazos familiares y las expectativas sociales, mostrando que, a menudo, los "pequeños fuegos" de la vida cotidiana —los resentimientos ocultos, las rivalidades y los sueños incumplidos— son los que tienen el poder de desmoronar todo lo que parece estable y seguro.
Ng nos deja con una sensación de ambigüedad, recordándonos que las soluciones fáciles no existen en el mundo real. A través de sus personajes, demuestra que todos llevamos nuestras propias cargas y que, a veces, los actos de rebelión, por más destructivos que parezcan, son necesarios para encontrar nuestra verdad y libertad.
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