Stuart Turton nos entrega en "Las siete muertes de Evelyn Hardcastle" una novela intrigante y compleja que combina elementos de misterio, ciencia ficción y thriller psicológico. El libro presenta una estructura narrativa poco convencional, llena de giros inesperados y una trama que exige la atención plena del lector. La premisa, al estilo de los clásicos misterios de Agatha Christie, plantea un asesinato en una mansión, pero con un giro innovador: el protagonista vive el mismo día una y otra vez, cada vez en el cuerpo de una persona diferente.
La historia comienza con Aiden Bishop, el personaje principal, despertando en un entorno desconocido sin recordar quién es ni cómo llegó allí. Pronto descubre que está atrapado en una especie de bucle temporal dentro de la mansión Blackheath, un lugar sombrío y lleno de secretos, donde la joven Evelyn Hardcastle será asesinada esa misma noche. La única manera de escapar de este ciclo interminable es descubrir quién es el asesino. Pero aquí es donde las reglas se vuelven aún más extrañas: Aiden revivirá el día del asesinato ocho veces, cada una en el cuerpo de un invitado diferente a la fiesta, y cada una de estas "vidas" le ofrece perspectivas únicas sobre lo que está sucediendo.
La genialidad de Turton radica en cómo estructura esta narrativa multifacética. El lector no solo sigue los pasos de Aiden a través de sus distintas encarnaciones, sino que también se enfrenta a la confusión y frustración de su protagonista. Cada "huésped" que Aiden habita tiene sus propias limitaciones, tanto físicas como mentales. Algunos son más débiles, otros más astutos, y estos condicionamientos añaden una capa de dificultad al ya de por sí enrevesado rompecabezas. A medida que Aiden avanza, no solo recopila pistas sobre el asesinato, sino que también aprende más sobre la naturaleza de su situación y el papel que juegan otros personajes atrapados en la misma realidad distorsionada.
El tiempo es otro elemento clave en la novela. Aunque Aiden vive el mismo día repetidamente, las acciones que realiza en un cuerpo afectan lo que sucede cuando despierta en otro. Esta interconexión entre personajes y eventos exige que el lector mantenga un mapa mental de las diversas líneas temporales y de cómo se cruzan. Turton logra manejar este complicado entramado sin perder el control, haciendo que cada detalle cuente para el desenlace final.
Los personajes son otro de los aspectos más interesantes de la novela. Si bien Aiden es el eje central, las personalidades de los diferentes huéspedes que ocupa varían en gran medida, lo que permite al autor explorar diferentes dinámicas psicológicas. Algunos de estos personajes son más bien aliados, otros más bien obstáculos en el camino hacia la resolución del misterio. Sin embargo, todos están diseñados con una clara intención narrativa. A través de ellos, Turton examina temas como la identidad, la moralidad y el castigo. ¿Qué nos define como individuos si estamos constantemente en el cuerpo de alguien más? Esta es una de las preguntas más profundas que la historia plantea.
El ritmo de la novela es vertiginoso, con pocas oportunidades para que tanto el protagonista como el lector puedan detenerse a reflexionar. Cada revelación abre nuevas incógnitas, y cada acción de Aiden tiene consecuencias inesperadas. Los escenarios y los personajes están descritos de manera vívida, lo que ayuda a que el lector se sumerja en el ambiente opresivo y laberíntico de la mansión Blackheath.
El estilo de Turton es inteligente, detallado y cargado de atmósfera. Las descripciones de la mansión, con sus rincones oscuros y sus secretos ocultos, contribuyen a una sensación constante de inquietud. Al mismo tiempo, el autor juega con los elementos del clásico misterio británico —la reunión en una casa aislada, la lista de sospechosos—, pero los retuerce en algo totalmente original y moderno.
En cuanto al final, sin revelar demasiados detalles, es a la vez satisfactorio y sorprendente. La resolución del misterio, aunque compleja, tiene un sentido lógico una vez que todas las piezas encajan, y la revelación final sobre la naturaleza del ciclo temporal en el que Aiden está atrapado es un golpe maestro que da profundidad a toda la novela. No obstante, es una conclusión que invita a la reflexión sobre los límites del libre albedrío y las segundas oportunidades.
Conclusión:
"Las siete muertes de Evelyn Hardcastle" es una novela audaz que desafía las convenciones del género de misterio al combinar una trama llena de acertijos con elementos de ciencia ficción y filosofía. La destreza de Stuart Turton al manejar una estructura tan complicada y personajes diversos es admirable, y la historia es, a la vez, intrigante y profundamente envolvente. Sin embargo, no es un libro fácil de leer; requiere paciencia y atención por parte del lector, pero la recompensa es una experiencia única y satisfactoria. Para quienes disfrutan de los misterios complejos y de las narrativas que retan las expectativas, este es un libro que no se debe pasar por alto.
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